Ecoclub Capital, junto a la Dirección de Inclusión Educativa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, realizaron talleres sobre el uso adecuado del agua y la gestión integral de los residuos, para escuelas primarias de la Ciudad.



Preparación, planes, elaboración de materiales pero al fin llego el momento de poner todo en acción. Pasar del papel al acto. Tantos chicos entre 9 y 13 años que pretendíamos, comprendieran la importancia de lo que estábamos hablando.

Concienciar es nuestra mayor meta a nivel institucional y humano por eso sabíamos que era el momento indicado para poder ponerlo en práctica dentro de nuestro Ecoclub.

Los talleres contaron con parte teórica y práctica intercalándolas de una manera dinámica para que los chicos se pudieran compenetrar con lo observado. Trabajando las temáticas de “Agua” y “Residuos”, generando un aprendizaje complementario entre ambas problemáticas y desarrollando una conciencia sustentable en los chicos. En estos primeros talleres dados por Ecoclub Capital se vieron involucrados 250 chicos aproximadamente que en un futuro podrán convertirse en formadores de conciencia y agentes de cambio con respecto al cuidado de nuestro ambiente.

Se dio el lugar, también para que los chicos expresen sus opiniones y anécdotas relacionadas con lo visto. Contaban sus experiencias con el compostaje (sabiendo lo que era) y sus reclamos frente a personas que derrochaban el agua en la vía pública. Martín contaba: “me compraba el autito a batería y después veía la publicidad que decía: ‘el autito a batería ya es historia, compra el nuevo autito a control remoto’ y compraba el nuevo” y así le pasó varias veces, aplicando bien para esta historia el concepto de obsolescencia percibida (crean un producto con un cierto aspecto, y más adelante se vende exactamente el mismo producto cambiando tan solo el diseño del mismo).

Entre otras cosas, los chicos supieron diferenciar a los residuos de la basura, la importancia de reducir, reutilizar y reciclar. Comprendiendo el papel fundamental que realizan los recuperadores urbanos en la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, Catalina nos confió: “los recuperadores urbanos nos hacen bien y deberían trabajar en mejores condiciones” y Sol expresó contundentemente: “nosotros le hacemos mal a ellos al no separar los residuos, no ellos a nosotros”.

En cuanto a los talleres de agua, se pudo entender el lugar importante que ocupa el hombre con respecto a este limitado recurso, tanto desde sus usos como desde la contaminación y como ello se puede evitar. Pensando el proceso que conlleva tenerla en nuestras casas y el recorrido que realiza cuando la desechamos, terminando en el Río de la Plata. Gonzalo, uno de los chicos, en una frase sintetizó lo que queríamos que supieran apreciar: “¿Sólo queda eso de agua en el mundo? Tenemos que cuidarla, gastamos mucho por día”

En una ida y vuelta de conclusiones, pudimos aprender junto con los chicos el lugar que nos toca a cada uno como habitantes de esta ciudad y, en especial, de nuestro mundo.

Mirando a estos futuros amplificadores de conciencia, pudimos comprender que allí esta el verdadero desafío para nuestra generación: poder motivar y enfrentar a los próximos jóvenes para que comprendan el valor indispensable de su compromiso para con el ambiente. A través de estos niños concientes, podemos vislumbrar un nuevo mundo latente.

En fin, me quedo con la frase que quedo plasmada en un colegio escrita por ellos junto a dibujos muy divertidos: “No tenemos que tirar basura en el planeta”. Simplificando en una oración lo que nos falta entender a todos los que convivimos en el planeta Tierra.

Ecoclubes Capital.
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"Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo". Eduardo Galeano.